Era
el bajista de un grupo heavy
metal local bastante
moñas, el típico melenudo con camisetas de grupos de música y
pañuelo en la cabeza a lo Axl
Rose, era
un tipo normal, aunque con una cara algo peculiar yo lo llamaba
cariñosamente; “El cara rata”, (adivinad con qué animalito
tenía un parecido más que razonable su jeta) amaba a su grupo, amba
a su música y... no tenía tiempo para mucho más. Yo que por aquel
entonces tenía mucho tiempo para amar no entendía como no podía
tener un rato para los asuntos del placer carnal si era seguro que
encontraba un hueco para hacerse una buena paja (o puede que fuera un
eunuco y yo no lo sospechaba) y como sabía que muy lejos lo nuestro
no iba a llegar, no pudo ser de otra manera y me encoñé totalmente
de él. Llegé incluso a verlo ensayar con su grupo, a aguantar las
charlas sobre sus proyectos y aspiraciones musicales ¡he incluso fui
a un concierto suyo!
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