lunes, 8 de septiembre de 2014

Desde mi balcón

Septiembre suele ser el mes en que los amantes y folla-amigos salen de repente a pares como las setas... no sé exactamante bien por qué.

Cae la noche y me encuentro sentada en las sillas del balcón, corre un aire agradable veraniego y descanso mirando al horizonte perdiéndome en la brisa. Un amante se acaba de irse hace unos escasos minutos. Lo hemos pasado realmente bien. Ahora en la quietud estoy recordando como otros hombresamantes, al igula que él, compartieron este mismo balcón conmigo en el momento póstumo a estar entre mis brazos y entre mis piernas. Al menos tres de ellos me pasan ahora por la cabeza. Todos se han encendido su cigarrito post-coital y han recobrado el aliento antes de marcharse. Algunos nada más acabar, otros a la mañana siguiente. Los sigo viendo aquí sentados a mi lado hechándose el último piti, apreciando el momento antes de que nos separemos. Pensando en nada y en todo. Volviendo poco a poco a la realidad.

Es curioso como a veces quieres que alguien comparta esa noche contigo y otras preguntas si se quiere quedar a dormir aunque realmente no quieres que así sea. En otras ocasiones simplemente no hace falta preguntar y el quedarse o irse viene solo. Acostarse con alguien es muy distinto a tener sexo con esa persona. Es algo que para mi no siempre va ligado. A veces el quedarse implica "un algo más" que no quieres o no te apetece. A veces pienso en las veces que he dejado marchar a alguien que quería que durmiera a mi lado, en las veces que he hechado a otros a patadas de mi cama y en los que he dejado quedarse solo por cortesía. Hoy me siento extraña. Quería que se quedase pero realmente no era buena idea. Extraña contradicción. Será que hay casi luna llena.



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