lunes, 21 de julio de 2014

El Nenuco

Era un niñito muy guapo, pero sin más. Poco hablador y realmente no sé como ocurrió la primera vez. Fue en una de esas fiestas de desenfreno total en el típico piso compartido en la que sabes que será una buena farra porque los propios inquilinos (yo entre ellos) llevan una buena tajada y la llevan liando parda horas antes de que incluso llegaran el resto de invitados...


La noche de bailoteo, bebercio y cachondeo fue dando paso a un mañaneo de desfase y magreo donde los compañeros del lugar nos encontramos solos con nuestras últimas copas y con algo menos de ropa en mi habitación. Éramos dos chicas y tres chicos. Era una situación divertida porque si unos hombres les empiezan a quitar la camiseta y los pantalones a unas chicas es casi porno, pero si ocurre al revés, y los chicos no son muy agraciados, es totalmente para echarse unas risas... porque había que ver los elementos que tenía de compañeros de piso... a cada cual menos apetecible. Dos flacuchos largos como mantis y un chavalito que parecía el Nenuco (por lo bonico y por lo poco expresivo) que estaba de paso por un mes con nosotros. Yo a esas alturas me hubiera tirado a un gato si se hubiera cruzado en mi camino, por fortuna allí estaba uno de ellos con bastantes posibilidades de pillar cacho conmigo, y como a la que única a la que le gustaba los penes allí era a mi, pues...

El muñequito en cuestión tenía cara de no haber roto un plato en su vida pero también tenía unas pestañas negras largas y unos ojos cristalinos azules preciosos, un pelo moreno intenso muy poblado y un acento divertido asturianu. Ya al final de la party y con la borrachera me lancé a sus labios y empezamos a morrearnos. Para mi sorpresa me siguió el tema, tiramos a todos los demás de mi habitación y acabé cabalgándomelo en mi cama mientras él me cogía del culo con ambas manos, me apretaba restregándome contra su cuerpo mientras yo lo tenía dentro de mi. Así estuvimos un buen rato follando como si no hubiera mañana jadeando como gorrinos en celo mientras mi compañera de piso aporreaba la puerta porque teníamos los altavoces dentro y no se oía la música, solo nuestro propio concierto de gemidos.

Fue tanto para mi como para él una sorpresa ponernos allí a follar sin más cuando, en los pocos días que llevaba con nosotros en el piso yo no había cruzado más de cuatro palabras con el nuevo y ya me lo había llevado a la cama. A la mañana siguiente mi otro compañero de piso (uno de los que parecía un espagueti) vino a despertarme de broma con la mano en alto amenazadora mientras me decía: "¡Has violado al nuevo! ¡Has violado al nuevoooooo!" (unas risas...)

Por suerte para mi el muchachito estaba en mi territorio, en mi casa, en mi guarida y allí se quedaría por un par de semanas más. No se me iba a escapar cuando se me antojara. Y yo, que me gusta coger caramelos cuando sé que me va a salir sabor que quiero, no iba a desaprovechar esa oportunidad de violación ocasional. ¿Y porqué digo violación? pues porque el nenuco además de ser un yogurín, se dejaba hacer y deshacer todo lo que quería, sin ofrecer mucho a cambio, pero sin oponer resisténcia alguna.



Al rico caramelito

Desgraciadamente para mi aquel polvo con el niñito lejos de ahuyentar mis ganas de follármelo me gustó tanto que me nubló el entendimiento los días siguientes. Al vivir juntos lo veía todos los días pero seguíamos son cruzar más de dos palabras (él iba a su bola) y como no me hacía ni el más mínimo caso ni se imaginaba lo que pasaba por mi perturbadora cabeza yo, en plan masoca, no podía sino desearlo más. la pregunata en mi cabeza era ¿volveríamos a repetir? Me planteé un nuevo reto; iba a violarlo tanto si quería como si no. Me fastidiaba su indiferencia, su extremos colegeo, yo deseaba ser mirada con lujuria y arrebato, pero este chico era una ameba, un muñeco Nenuco, así que decidí que si quería volver a montarlo tenía que ser yo quien le pusiera la silla de montar. Así lo hice.

Una noche tirados todos en el sofá esperé a que los demás compañeros se hubiesen ido a dormir para abordarle, comencé a magrearlo por el pecho y el cuello, a besarlo mientras le decía las mil y una cosas que le iba a hacer... él solo se dejaba tocar y balbuceó que estaba a mi entera disposición. Me puso más cachonda aún. Yo solo quería su pene, montarlo como una amazona monta a su caballo y que se fuera a dormir a su cama después. Así lo hice. Lo metí en mi cuarto, lo desnudé por completo y empecé a lamerle y chuparle ese pene delgaducho y con poca carne del que, a pesar de todo, me había encaprichado. Como es la mente humana, que a pesar de no estar bien dotado ni mucho menos, ni de tener habilidades amatorias notables, solo el pensar que lo tendría allí tumbado desnudo boca arriba todo enterito para mi a ese morenazo de 24 añitos con su gesto aparente de indiferencia primero y luego empezaría a gemir como una niñita, me ponía super cachonda. Poco me importaba en ese momento que casi ni habláramos; yo solo quería su cuerpo, su pene, su delgado, pequeño pero sabroso pene que se ponía tieso como la rama de un árbol nada más susurrarle que lo quería follar fuerte. Después de saborearlo de arriba abajo como un caramelo “push-pop” (de los de la época de mi infancia) cubierto con mis babas me lo metí bien dentro de mi ya también húmedo coño para darle el meneo que se merecía. Apoyando mis manos en su pecho lo montaba de arriba abajo sin parar, sin dejar de moverme cada vez más y más deprisa, más y mas cachonda...no me importaban si sus quejidos eran de dolor o de placer o ambos, estaba gozando con mi juguetito preferido dándome caña. ¡Que caramelo más rico!Me corrí como una perra.



¡Voy a violarte siempre que quiera!

La siguiente vez calló en el plato de la ducha. Fue un asalto en toda regla en el diminuto baño del piso compartido en el que nos metimos en la minúscula ducha los dos y empezamos a follar como cabras montesas; yo encaramada a su cintura mientras él buscaba el equilibrio con una pierna en la pared de plástico. El agua corría por nuestros cuerpos desnudos, los chorros empapaban mis pechos, mi cara, me puso de espaldas a él para follar me por detrás mientras mis manos a se apoyaban en la transparencia de la puerta, el agua caía ahora por su cabeza y mi culito, llegaba hasta su polla dura y chasqueaba como si de un charco se tratara al tiempo que él me daba sacudidas dentro y fuera rápidamente.. yo tocaba sus pelotas con mis manos desde mi posición, estábamos que nos corríamos de placer, después de que yo llegara al climax él sacó su polla y escupió su chorro de semen espeso y potente descargandolo sobre la entrada a mis dos agujeros, a la vez que soltaba un grito sofocado. Luego me esparcio su lefazo por fuera del coñito y el ano con una mano mientras con la otra me sujetaba la cabeza y volteándomela me metía su lengua tiesa, punzante en la boca... ahhh... que rico.. entonces ambos volvíamos a la realidad sosegada y, entre risas, nos lavábamos el uno al otro, alternando morreos casi a mordiscos con risitas post-coitales.

Despedida en un bar

El último día que le vi estábamos todos los colegas en un bar y, al final de la noche lo abordé para preguntarle algo que me había reconcomido la cabeza todo este tiempo “¿Yo te gustaba? ¿o solo era porque te follaba de puta madre?” Era una excusa para meterlo en los baños de pub. Le sonsaqué que yo le ponía muy cachondo, le sonsaque eso y la polla, por supuesto. Y empezamos a follar contra la pared hasta que vino un tipo a tirarnos. A pesar de todo pegamos el super plovo de la noche y nos despedimos entre orgasmo y orgasmo.


Apodo: El Nenuco

Personalidad: Reservado pero con un toque cómico inesperado.


Aspecto físico general: Como un muñequito; blanquito, suave, delgado sin pelo en el pecho, todo en la cabeza, negro en mata, de ojos azul claro y pestañas largas.

Tamaño y forma del miembro: Delgadito, no muy largo y encorvado hacia dentro.

El encuentro sexual:  Me lo follaba a mi antojo.

Frases que me pasan por la cabeza: "Uhmm ¿porqué me gustará tanto este penezito?"

¿Se lo recomendaría a una amiga?: Se lo recomendé a una amiga y no le gustó. No la culpo...  -_-

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